Esa regla que no es y esa regla que es.
El mensaje no será el mensaje será a tu manera.
La estructura comienza con los cuantíficos simplificadores. Los métodos son los siguientes explícitos a continuación. Antes una aclaración importante: es recomendable, previo a comenzar la teoría, tener leídos los tomos 345, 674, 675, f34, tt4, y el último escrito por William Elmás Pelotuduinteligente.
En los siguientes párrafos se expondrán las técnicas.
Primero observar. Alternativamente, siguiendo el manual y su norma, detallar continuamente los fenómenos vistos con sus respectivas derivaciones. Prevenir el conflicto.
Acto seguido, resolver. ¿Y si no quiero tomar el manual?.
Acto seguido, resolver. ¡Y si no quiero fenómenos!.
Acto segui... -Esa no es mi regla-
Y qué tal si esto no sería lo bueno y lo bueno sería lo otro y los otros creerán que esto es bueno y entonces creerás que es bueno ya que otros piensan que loés y el gigante lo impone. ¡Y entonses las reglas se conformarían de tal medida desmedida a nuestro cuerpo, corasón, y amigas!, ¿y quién es ese gigante?. Ese gigante plasmado como esencia, inútil, insertado, atrós, desvastador, cruel, el gigante de las cosas con las cuales creyemos correcta pero no losón. Esa norma. Dicen que hay símiles nuestras personas detrás de aquel jigante de la norma. Y disen mui cierto. Por sierto, ¡ya no quiero seguir, hoy renuncio a todo esto! Mañana también. Me quito al jigante dencima y soy más felis al descubrir la realida o mi realida o tu realida o sacar la realida y cambiándole el nombre a las margaritas.
Acto seguido, no hay.
12 de diciembre de 2013
21 de noviembre de 2013
¿QUIÉN ES ESE SEÑORITO?
El acabado de la esquina, el más jovencito, sí, ¿quién es?.
El plumín ahora sin tinta, escribió sobre mí sus marcas de amor. ¡Linda firma tenía el degenerado!
Y me pregunto quién es cuando me tropecé en los cementos inmundos con la bestia del placer. Arrogantes del planeta. Y ahí se me entregó como el sol al cielo, natural y lógico. Y me quemó con sus rayos, con sus fulgores internos que deleitaban mi cielo lleno de su brillo.
Mis nubes gemían del placer y el sol seguía agitándolas ¡cómo quema el sol en la tarde!. Mi señorito, mi sol.
Mi cielo satisfecho ahora y el sol oculto, en la tierra estamos.
El plumín ahora sin tinta, escribió sobre mí sus marcas de amor. ¡Linda firma tenía el degenerado!
Y me pregunto quién es cuando me tropecé en los cementos inmundos con la bestia del placer. Arrogantes del planeta. Y ahí se me entregó como el sol al cielo, natural y lógico. Y me quemó con sus rayos, con sus fulgores internos que deleitaban mi cielo lleno de su brillo.
Mis nubes gemían del placer y el sol seguía agitándolas ¡cómo quema el sol en la tarde!. Mi señorito, mi sol.
Mi cielo satisfecho ahora y el sol oculto, en la tierra estamos.
18 de noviembre de 2013
ESA PAJERA
Y ahí estaban esos tres
Ridículos. ¡Atrévanse a tocarme, atrévanse!, no pienso negarme a ustedes.
Embriáguenme, expandiéndome a la deriva. Esa deriva del sol, en donde solo los célebres llegamos. La celebridad de la lujuria sea nuestra. ¡Qué así sea!
No delaten de mí. Quiero estar secreta.
Y sigan, pónganme en el altar de rodillas. Que el mar que desaten sobre mí no sea leve, ¡esmérense!, y que sea sobre mi rostro. Llénenme con su fortaleza blanca.
Los veo sentados con la mirada en la nada, y los miro. Son los canelas. Bellos de paseo, sentados hablando entre sí, sonriendo y atolondrados en mi corazón, en mi lecho secreto que los aguarda y los quiere para sí.
¡Paren ante mí!. Espérenme que voy a buscarlos.
Ridículos. ¡Atrévanse a tocarme, atrévanse!, no pienso negarme a ustedes.
Embriáguenme, expandiéndome a la deriva. Esa deriva del sol, en donde solo los célebres llegamos. La celebridad de la lujuria sea nuestra. ¡Qué así sea!
No delaten de mí. Quiero estar secreta.
Y sigan, pónganme en el altar de rodillas. Que el mar que desaten sobre mí no sea leve, ¡esmérense!, y que sea sobre mi rostro. Llénenme con su fortaleza blanca.
Los veo sentados con la mirada en la nada, y los miro. Son los canelas. Bellos de paseo, sentados hablando entre sí, sonriendo y atolondrados en mi corazón, en mi lecho secreto que los aguarda y los quiere para sí.
¡Paren ante mí!. Espérenme que voy a buscarlos.
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