18 de noviembre de 2013

ESA PAJERA

Y ahí estaban esos tres
Ridículos. ¡Atrévanse a tocarme, atrévanse!, no pienso negarme a ustedes.
Embriáguenme, expandiéndome a la deriva. Esa deriva del sol, en donde solo los célebres llegamos. La celebridad de la lujuria sea nuestra. ¡Qué así sea!
No delaten de mí. Quiero estar secreta.
Y sigan, pónganme en el altar de rodillas. Que el mar que desaten sobre mí no sea leve, ¡esmérense!, y que sea sobre mi rostro. Llénenme con su fortaleza blanca.
Los veo sentados con la mirada en la nada, y los miro. Son los canelas. Bellos de paseo, sentados hablando entre sí, sonriendo y atolondrados en mi corazón, en mi lecho secreto que los aguarda y los quiere para sí.
¡Paren ante mí!. Espérenme que voy a buscarlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario